domingo, 13 de mayo de 2012

Nota publicada en Pagina 12 suplemento m2


Una historia en Floresta
El Corralón del barrio tiene un siglo de uso público y memorias trágicas que justifican su declaración como sitio histórico.
 Por Sergio Kiernan
Hay lugares que se van cargando de significado por decisión de sus habitantes, por el azar de la vida y por la costumbre de no dejar escapar el pasado. Son rincones dispares –Barranca Yaco, Lo de Hansen, Plumerillo– que nunca tuvieron la culpa de ser memorables, como sí la tienen las cataratas del Iguazú. La Legislatura de esta ciudad está tratando ahora de declarar sitio histórico a un cuadrado parejo de lo que fue campo y basural, y que sigue conocido como el Corralón de Floresta. La idea surge por pedido de los vecinos y reconoce dos necesidades, la de conservar un espacio abierto, si no verde, en un barrio reticente en esto, y la de cuidar la memoria dolorosa de desaparecidos y asesinados.
Floresta deja de ser ese campo entre San José de Flores y Belgrano recién con la capitalización de una Buenos Aires que apenas pasaba Callao, hacia 1879. La ciudad empieza a crecer, el oeste va ganando loteos sobre las chacras y los tambos, y se transforma en una gran barriada inmigrante, criolla, más vale humilde. Para fines de siglo, un chacarero local, Leopoldo Rígoli, dona una manzana pareja sobre la avenida Gaona para hacer una plaza. La municipalidad de entonces ya era remisa a ciertas cosas y el terreno que toca Sanabria, Morón y Gualeguaychú era en rigor un depósito de materiales para esa aventura que era adoquinar una avenida.
Rígoli muere en 1911 y sus herederos exigen que la intendencia haga la plaza o les compre el terreno, con lo que terminan recibiendo un cheque. Es que ya existía una nueva prioridad, la de hacer algo con la basura que se acumulaba en las nuevas urbanizaciones. El terreno pasa a ser una caballeriza, talleres, veterinaria y maestranza para la flamante flota de carros de basura. Ahora oficialmente el Corralón de Villa gana los muros y varias de las instalaciones que siguen ahí.
Curiosamente, tener un basural fue un impulso para el barrio, por los tantos “musolinos” –barrenderos– que se instalaron cerca del trabajo. Para los tiempos de Perón ya se oían las protestas por los olores y la gorda población de ratas, pero recién en 1965 el intendente Francisco Rabanal dispuso su traslado a Mataderos. La idea quedó trunca por el golpe de Onganía, con lo que camiones y chatas a caballo –las últimas siguieron trabajando hasta 1968– siguieron ahí hasta 1977.
El fin del basural fue también una tragedia. En 1976, los trabajadores del Corralón protestaron por la precariedad laboral, la mugre en la que trabajaban y la inminente privatización de la recolección. La respuesta militar fue durísima: un grupo de tareas secuestró el 5 de mayo al delegado general Néstor Sammartino, que sigue desaparecido. A la mañana siguiente, el también delegado Julio Gotía llegó al trabajo y ya en el vestuario le ordenaron presentarse al despacho del interventor. Nadie volvió a verlo, excepto algunos trabajadores que declararon que se lo llevaron en un Falcon verde. Algo más de un mes después, el 14 de junio, los militares se llevaron a un tercer sindicalista, Mauricio Silva, que era cura de la hermandad de Carlos De Foucauld y había hecho su opción por los pobres tomando un trabajo realmente humilde. A Silva se lo chuparon en la calle, mientras barría, y el 14 de junio es el Día del Barrendero en recuerdo suyo.
En democracia, el Corralón dejó de ser basural, pasó a ser garaje y hoy tiene una plazoleta y una secundaria. Entre sus puntos conocidos está el recordatorio a Maximiliano Tasca, Cristian Gómez y Adrián Matassa, fusilados por el policía Juan de Dios Velaztiqui a fines de diciembre de 2001. El caso de gatillo fácil ocurrió en la estación de servicio de Gaona y Bahía Blanca y un monumento lo recuerda en la esquina de Gualeguaychú del cercano Corralón.
La Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad, que preside Mónica Capano, acaba de emitir un informe respaldando plenamente que se declare sitio histórico el Corralón.

miércoles, 9 de mayo de 2012

En un barrio de película AHORA HACEMOS CINE

El 5 de mayo en el Centro Cultural “La Casita de la Selva” se realizó el 1er taller de cine express, una experiencia comunitaria a cargo de los cineastas Fabio Junco y Julio Midú con el apoyo de Acción Federal del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
Taller donde se promueve la realización de cortometrajes de ficción con la participación de la gente como protagonistas. Durante una sola jornada los vecinos participantes idearon sus guiones por la mañana y se actuó por la tarde quedando el estreno del mismo para (fecha tentativa) los primeros días de julio en el Cine Gaumont del barrio de Congreso donde se lo proyectará junto a la producción de otros talleres de cine express.
La actividad se encuadró en el slogan “Imágenes e historias del cine de barrio y nuestro Gran Rivadavia” así fue como durante toda la mañana casi 30 vecinos de las más variadas edades, fueron proponiendo historias, situaciones, personajes muy de nuestro barrio, de lo testimonial a la comedia, de lo narrativo a lo grotesco no quedo casi nada sin debatir, ya delineado la idea y el guión y luego de las empanadas se salió a grabar en la puerta del Gran Rivadavia ahí ya el corto iba tomando color  no solo por las actuaciones sino por el resto del vecindario que como acontece cada vez que hacemos una actividad en la puerta del cine,  todo el mundo se para a preguntar o se sumaban como espectadores o los automóviles tocando las bocinas poniendo nerviosos a todos dado que se todo esos bocinazos se filtraban en el audio de la grabación.
Terminadas la tomas en exteriores y de vuelta en la casita, entre mate y mate se terminó de grabar las tomas que faltaba remarcando lo difícil que fue debido a que no se paraba de reírse uno debido a las improvisaciones y situaciones que se iban dando y que enriquecían el corto que se estaba haciendo.
Como resumen una experiencia increíble e inolvidable, desde la propuesta por parte los cineastas y  como se fue desarrollando, ver como por la mañana éramos  casi 30 desconocidos y a la tarde parecíamos que éramos amigos desde hace años.
Desde Salvar nuestro agradecimiento a cada uno de los participantes a Noelia,Claudia, Susana Judith, Esteban, Gabriela, Ximena Lucía, Luciana, Norberto, Mariela, Christian, Romina, David, Juliana, Gisela, Eva, Alicia, Elena, Agustín Federico, Basile, Guadi, Alberto y si me olvido de alguno es porque no lo tenemos en la lista de los presentes, nuestro agradecimiento a los “profes” Fabio Junco y Julio Milú, al INCAA en la persona de Eva Prado por “como” se movió para que todo este en tiempo y forma estando en los más mínimos detalles y al Centro Cultural La Casita de la Selva por haber prestado el lugar para este taller y seguramente para próximos eventos que enriquecerán la propuesta cultural de un  barrio que pide a gritos la vuelta del Gran Rivadavia.
¿El corto de que se trata?  Para saberlo deberán venir a Gaumont el día de su estreno.


toma en interiores

toma en interiores

exteriores en el Gran Rivadavia

exteriores en el Gran Rivadavia

Escrutinio de las ideas - guiones

el taller 

los participantes